plano de la casa de Samsa,

plano de la casa de Gregor Samsa, por Nabokov

lunes, 13 de febrero de 2012

fragm. de El poema del tiempo-Julia SARACHU

[...] fragm. final de El poema del tiempo

Ahora estoy volviendo, querida mía.
Resplandecen las primicias en la mano de la jardinera.
Su gesto se renueva siempre.
La copio en el tatuaje
de todo lo que está vivo y pierdo el miedo.
De las siete heridas de la sagrada locura
se desprende una embriaguez increíble del lenguaje.
Me marcho hacia las regiones salvajes.
Convertí todos mis campos en tierras baldías.
La reina copula incesantemente.
Me van a reconocer por los pies descalzos
y por el sueño profundo sobre la montaña,
que se fue con el profeta.
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de Julia SARACHU,(La Plata, Argentina, 1976)
leer más en el mundo incompleto,blog de Irene GRUSS

sábado, 11 de febrero de 2012

porque estaba muerto-C.Blázquez

Mundo, me contraes al existir-Pessoa


porque estaba muerto
exhumaba el contraste
mineral que recibe
el primer sol y la primera luna
ya de

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C.Blázquez (de ¿Qué o quién te abrigará los pies?)

miércoles, 8 de febrero de 2012

¿del ELIAS profeta o del paranoico CANETTI?-en El suplicio de las moscas

"Aversión a la teoría evolucionista. Cada vez que me tropiezo con ella siento una especie de parálisis. Me resulta tan poco creíble como la teoría de una creación y, en cualquier caso, menos brillante.
Todo es remitido a enormes lapsos de tiempo, a intervalos que jamás seremos capaces de imaginar.
Como resorte que garantiza la aptitud de nuevas formas se cita la supervivencia, de forma que la muerte en masa se convierte en algo útil. Para que surja algo nuevo ha de sucumbir una infinita cantidad de vida, una idea monstruosa que en realidad procede del ámbito de poder".
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de El suplicio de las moscas-Elias Canetti-trad. Cristina Gcía. Ohlrich-edit. Anaya&Mario Muchnik-1994

domingo, 5 de febrero de 2012

El DNA de Ganímedes-C.Blázquez

-1-
El narrador omnisciente-

Yo fuí el único que tuvo la serenidad suficiente para recoger del suelo del parque algunas plumas que se desprendieron del ave rapaz que acababa de llevarse a un niño entre sus garras mientras jugaba con los demás. Eran las doce de la mañana. Los paseantes se pararon en seco y las madres corrieron hacia sus hijos que se refugiaban aterrorizados en sus brazos. Todos se miraban sin poder emitir palabra alguna, y levantaban una y otra vez sus cabezas al cielo, donde apenas ya era distinguible la silueta del pájaro con su presa. Sólo se oían balbuceos, y poco a poco los gritos ensordecedores de los padres del niño cazado, que se mezclaban con las sirenas de la policia, bomberos y ambulancias que llegaron en seguida. Varios policías tomaban declaración a los numerosos testigos, que coincidían en lo esencial: un pájaro robusto cayó en picado sobre el niño, lo prendió fuertemente por los hombros con sus garras y se elevó en el aire desapareciendo en el cielo, con tal rapidez y precisión que nadie pudo hacer algo para evitarlo. A los padres del niño, que apenas podían sostenerse en pie, les trasladaron al hospital más cercano.

Yo sé que no fue ni un águila ni un halcón, ni ninguna otra rapaz, porque recogí las plumas del suelo. Las recogí porque yo soy el narrador omnisciente, sí, pero lo que no sé bien es por dónde empezar a contarles el resto de la historia, o mejor dicho, el origen de esta historia, puesto que el final es realmente que al niño nadie le volvió a ver ni vivo ni muerto. Tampoco sé si debo callar o si debo declarar lo que sé, soy el narrador omnisciente, ya lo dije y no en vano lo dije. [...]

jueves, 2 de febrero de 2012

idea parásita vs. idea simbiótica-C.Blázquez

**Si fuera el saberse mortal lo que diferencia al hombre de los animales, no podríamos negar que el animal también así se supiera; sólo deberíamos deducir que este hecho cotidiano y circundante de la muerte, a ellos no les pre-ocupa, o al menos no como a los humanos.
**La conciencia de la propia mortalidad, es en el hombre una idea parásita, y que para el animal permanece como idea simbiótica
**Si el animal no entierra a sus muertos no debería hacernos pensar que no tiene conciencia de la propia mortalidad, sino que no tiene esperanza, ni creencia alguna en el más allá.
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C.Blázquez-( de Apoplejías del hereje)