plano de la casa de Samsa,

plano de la casa de Gregor Samsa, por Nabokov

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Fragm. de Las galaxias descubiertas.Luis F.Blázquez

Las Galaxias Descubiertas

(una sinfonietta cósmica para camerata inexistente, en cuatro movimientos cien por cien dodecafónicos)


I. Obertura-pupurrí.

1.

Cubrimos las galaxias

con la frialdad de nuestras

constelaciones, con perenne

armonía y excelso tributo,

dando pésame al deudo

y rizoma al músculo.

2.

Reinar en solitario sobre las redes perpetuas

puede el sacerdote oculto

y entre los nudos de las galerías,

entre los arcos de los pasadizos,

atisbar ciencia experta de la monísima estirpe,

oh Crisóbulo el ciego,

mírame, aunque no veas,

porque sé que observas

el vendaval de la faldita

por encima del culito polimorfo,

poligonal, bien prieto, hecho ansí culaco.

3.

Traerán los hipnosapos

el cáliz de los torreones

en mitad de la verbena,

en mitad de donde duele.

Mitríades, rey del Ponto,

ahora genuflexo, refunfuña.

4.

Memorial de las lenguas

con muchas manos,

casi todas guardadas

esgrimiendo estilete

o pistola de tahúr,

igual de minúscula

que la de la espía empuñada

o de la dama feroz.

Memorial de las lenguas,

interludios del diván,

epopeyas sacramentales,

la diferencia no estriba en lo dicho,

tampoco en la hipóstasis,

o en lo hipotético, sino en la mente micrófona,

qué buscaba qué

con su delito de imprudencia

sino la prudencia propia

que se llama astucia, inteligencia

bastardilla que rezuma envidiosa

la espuma de su tonto albedrío.

Esta vez, San Pancracio a nadie

tendrá que repartir los perejiles,

ni los espolones del portugués.

5.

Huellas dactilares

en la comisura del cuerpo,

arrastrada presencia

de lo devoto del alma

hacia lo que no es su estirpe.

6.

El amor del forense:

mirada obscena sobre sí misma

en el acto de repartir justicia

a la muerte de los demás,

ese intermedio entre morirse y dejar de ser

lo poco que había de cada cual, antesala

del reposo absoluto, de la última fiesta,

del postrero calor, crematorio,

ya no oxidante, acaso de la lágrima única

(pena de vida entonces),

mirada que saja, hurga,

trepana, fracciona, extirpa

pero también lava, cose, peina,

adecenta, embalsama,

es la mirada amorosa de la madre

en los ojos de un galeno

que ya no tiene nombre, porque somos nosotros

el sujeto que recibe la autopsia,

somos la piel ante el gélido filo.

7.

Algarada de los graciosos,

un mercader ha llegado a los portales

con el teatro de los monasterios

y sus figuras sencillas de bronce

que juegan con el vacío de todos.

Un veloz intérprete de cornamusas

abre la procesión de los siderales.

Embisten los camaleones y el sátrapa

hace de la periferia

su reino por un día.

Los felices, ellos juntos, bordean

el perímetro que no saben trazar al galope.

Pero un sendero ha sido desbrozado

allí donde sólo cabía la mamposta.

La vieja ciudad renace

cuando el santo retorna a la celda.

8.

Liman los amantes serruchos,

a la par se dicen palabras de amor.

Al juntar la oreja en pared vecina

es frecuente oir a todos cantar

la misa en mozárabe y estarse repicando en minarete,

acudir al plato y a las tajadas no sin empellones,

nadar en aguas de escualos y guardar la ropa

en taquillas tuneadas con los subúfers a tope,

poniendo linternitas a la imagen de Dios

y cirios al alma del demonio, de sabrosos labios.

Hazaña de Visnú,

de múltiples brazos.

Unas veces, el tiempo hace felices,

otras no tanto,

pero la rueda sigue como apisonadora,

o hace de noria en el parque de atracciones

de la soledad.

Hay calma tras la pared del vecino.

Duermen o lloran en silencio.

Espero no saber por los gusanos si son muertos,

mas por ahora me dedico a lo mío

y acudo a Rachmaninoff

con mueca de sonrisa,

con dulce tristeza porque lo que fue

nunca pudo, pero fue,

victoria de Pirro, florecilla hegeliana.

9.

Qué novedad cabe en la cima de los miliardos,

en lo recóndito de la espiral en movimiento,

en un punto cualquiera de la superficie de los fractales,

si ya viajamos a lomos de un tigre repitiendo nietzsches,

con la historia en la posición de la guillotina

(aún dudando entre ser verdugo de paños menores

o la borbona de los picos pardos),

con la razón y sus arcabuces que son pifias

ante las espadas láser de los galácticos,

bendita vida si la novedad cabe en los nanofísicos,

arte por el arte, susurro bello que alienta

el mundo con el zureo de las palomas.

Traspasar la estrecha línea que separa

el rumor silencioso de la conversación

hablada hace del ave no símbolo pacífico

y sí rata voladora, de excremento ávido.

Ser discreto es ser funambulista.

Ser lector es lo mismo.

(El Wittgenstein del Tractaus

tenía un punto poético).

10.

Ocurrencias,

qué si no

es la poesía, sino

Ramón Gómez

de la Serna,

sino aforismo,

apotegma,

en un solo verso cabe la poesía toda,

no es el poema o la estrofa,

ni la canción o el género,

es un cierto sentido

de decir las cosas,

trascendiendo, hijo,

sabedlo todos,

trascendiendo todo

en todos los frentes,

una ofensiva general

sobre el mundo

donde somos nosotros siempre

espingarda chamuscada y lánguida trompetería.

Ocurrencias,

leve ala que despierta a dormidos

y narcotiza a los vigías,

soplo que amanece

porque a él, de consuno,

nos rendimos, como nos rendimos

al sentir escalofríos

con el hosana in excelsis

de una misa de Mozart.

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